Caso 2. Franz Moewus y los orígenes de la biología molecular

Hace 10 años que te doctoraste y desde entonces trabajas tratando de demostrar una elegante hipótesis bioquímica que describiría un determinado mecanismo biológico. En su día la universidad te ofreció una plaza gracias a este proyecto, pero después de 10 años de duro trabajo y ninguna publicación relevante la universidad amenaza con retirarte la subvención y tus compañeros empiezan a hacerte el “vacío” académico. Cuando ya pensabas que nada podría ir peor uno de tus becarios va y demuestra que la hipótesis inicial era totalmente errónea, y que el mecanismo que intentas describir ni siquiera existe. En este caso optas por…

A – No vas a renunciar a la gloria por un simple inconveniente como este. Primero utilizas tus influencias para trasladar al entrometido becario a otro departamento. A continuación describes el mecanismo tal y como tú lo imaginaste y finalmente “generas” los datos experimentales necesarios para respaldar tu explicación. Envías tu descubrimiento a las publicaciones más relevantes, lo expones en conferencias, das charlas y explicas a todos tus compañeros los detalles técnicos del descubrimiento que cambiará la historia de la biología. Una hipótesis tan bonita no puede desecharse por algo tan poco conveniente como la realidad.

B – Animas al becario a publicar su descubrimiento y dedicas los pocos recursos económicos que te quedan a dar un enfoque totalmente nuevo a la investigación para tratar de descubrir algo nuevo que te permita iniciar otro proyecto diferente. Si encuentras algo podrás salvar tu puesto y tu reputación, sino, tendrás que volver a buscarte la vida por otra vía.

C – Ignoras los resultados del becario y lo dejas todo como está. Intentarás “vivir del cuento” todo el tiempo que puedas, durante este tiempo ya se te ocurrirá algún proyecto prometedor que puedas proponer a la universidad.

D – Echas al becario y desacreditas su trabajo para que nadie vuelva a aceptarlo en ningún departamento. Un simple becario no puede echar por tierra el trabajo del investigador jefe, el mundo no funciona así.

E – No dices nada y esperas a ver cómo se desarrollan los acontecimientos


El "éxito" de Moewus consistía en haber desmontado "pieza a pieza” por lo menos setenta genes y su acción sobre la morfología, fisiología y bioquímica de la célula de la Chlamydmonas. Según Moewus la vida sexual de la Chlamydomonas eugametos estaba regulada por hormonas carotenoides. En 1938, Moewus se aseguró la colaboración del bioquímico alemán Richard Kuhn, que “casualmente” acababa de obtener el premio Nobel de Química de ese año por sus trabajos sobre los carotenoides. Según Moewus las etapas hormonales y de conducta de la sexualidad de la Chlnydomonas eugamentos se encadenaban exactamente como etapas de la transformación química progresiva de una molécula inicial, la protrocrocina, y existía un gen que regulaba cada una de las etapas de la transformación química. Moewus había "reducido" por vez primera toda una parte de la vida de un ser vivo a sus mecanismos elementales: los genes y los factores químicos.
Pero hoy se sabe que este fabuloso sistema de genes y factores químicos únicamente ha existido en su imaginación. Las dudas sobre el trabajo de Moewus surgieron en 1939. En esa fecha, el célebre genetista británico J.H.S. Haldane advirtió que en ciertas publicaciones de Moewus los datos presentaban una dispersión estadística extraordinariamente pequeña. En 1941, el biólogo alemán Karl Pätau también criticó los resultados estadísticos. Pero todo esto ocurría durante la Segunda Guerra Mundial y hubo que esperar a la década de los 1950 para que la obra de Moewus volviese a ser revisada por la comunidad científica internacional. En 1952; J.R. Raper efectuó un balance riguroso de las numerosas incoherencias del sistema de factores químicos "descubiertos" por Moewus, y demostró que su sistema no podía poseer la significación biológica que le atribuía. En 1954, H. Förster y L. Wiese desmintieron totalmente el papel de las sustancias carotenoides en la sexualidad de la Chlamydomonas. Ese mismo año, Moewus y su mujer fueron invitados por el genetista norteamericano Francis J. Ryan a su laboratorio para volver a realizar sus experimentos bajo su control, pero el equipo de F.J. Ryan no pudo volver a reproducir los resultados. Renner, un botánico alemán que conocía a Moewus desde antes de la guerra, redactó, en 1958, el acta de acusación. El artículo, publicado en alemán, quizá no tuvo la repercusión que debería haber tenido en la comunidad científica internacional, pues demostraba fehacientemente que Moewus no había realizado las experiencias que pretendía haber efectuado. Renner llegó a la conclusión definitiva de que las experiencias de Moewus no merecían ni siquiera ser criticadas, pues eran, sencillamente, inventadas, y por eso nadie podía volver a hallar los resultados de Moewus. Escribió esta conclusión a Moewus el 24 de febrero de 1958 y le pidió que se defendiera. No obtuvo contestación. La obra de Moewus, después de haber sido considerada la más brillante del siglo XX, desapareció totalmente de las publicaciones científicas.

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